Foto: EFE
Con ese titular llama el periodista de "El País" Fernando Garea a la XI legislativa de la democracia que termina mañana 2 de agosto con un Real Decreto del Rey Felipe VI. Ese artículo dice:
La XI legislatura de la democracia empezó un 13 de
enero con diputados en mangas de camisa, un bebé en los escaños,
juramentos insólitos y unas rastas pasando
por delante de la corbata de Mariano Rajoy. Ha tenido besos entre diputados en el hemiciclo y
está a punto de acabar más de tres meses después con un
actor disfrazado de Cervantes en la presidencia del Congreso y actores
profesionales entre los escaños.
Un giro
radical, porque hace solo dos legislaturas, anteriores presidentes del Congreso como Manuel Marín y José Bono instaban a
usar corbata en el pleno y denegaban el uso del hemiciclo para la grabación de
una serie sobre Adolfo Suárez y
otra sobre Clara Campoamor con
el argumento de que la Cámara no es un plató de cine. Con Patxi López de presidente
y, sobre todo, con la Cámara fragmentada ha sido posible todo, salvo someter a
control al Gobierno en funciones y aprobar proposiciones de ley, porque por más
que lo hayan intentado los plazos del procedimiento legislativo lo hacen
imposible y su trabajo ha sido inútil, dentro de una ficción institucional.
Las formas han
cambiado en la legislatura más corta, aunque todos los grupos admiten que el
envoltorio, las normas de funcionamiento de la Cámara no se han podido
modificar y la institución sigue a falta de reforma legal. Simbólicamente, el
miércoles en el último pleno antes de la disolución de las Cortes, se dedicará
parte del debate a una iniciativa de reforma del reglamento que volverá a
decaer cuando el 2 de mayo se disuelvan las Cortes por falta de acuerdo para la investidura. El círculo se
cerrará y, por diferentes motivos, terminará otra legislatura sin reformar ese
reglamento. Y van ya ocho legislaturas, desde 1982, de reforma frustrada.
Otra novedad es
que, por primera vez, el Congreso ha servido como sede de las negociaciones para formar Gobierno, en una frenética
actividad de los líderes ante los medios, con días de políticos constituidos en
rueda de prensa permanente. Para la
vicepresidenta de la Cámara y diputada del PP, Celia Villalobos, “todo
ha sido muy diferente, porque se han roto muchas barreras y se ha saltado por
los aires el reglamento y otras cosas que se habían hecho siempre de manera
diferente”. Villalobos, por ejemplo, critica que la
Cámara haya intentado el control al Gobierno en funciones, por primera vez, y
considera que se incumplió el informe jurídico de la Secretaría General del
Congreso que limitaba su actividad. Explica que “hay
malestar entre los funcionarios del Congreso” y asegura que “lo de Cervantes
fue una miajita ridículo”. En su opinión, “se han perdido muchas cosas, aunque
es verdad que ha habido otras positivas como el diálogo y la necesidad de
acuerdo”.
En la breve
legislatura ha habido escaramuzas políticas como la batalla luego rectificada
que situó a Podemos en el gallinero y
acuerdos para aprobar una veintena de proposiciones de ley pidiendo derogar el
legado normativo del PP, como la reforma laboral, la LOMCE, la Ley de
Enjuiciamiento Criminal o la ley mordaza, aunque solo con un valor simbólico.
Nada que ver con el rodillo implacable de la mayoría absoluta del PP.
"Es verdad
que está siendo una legislatura muy especial para todos, pero en la que estamos
aprendiendo a encajar un tiempo nuevo, sin mayorías y sobre todo, por fin, sin
el rodillo del PP que tanto daño ha hecho a la ciudadanía y a la propia
democracia estos cuatro años", explica el portavoz del PSOE, Antonio Hernando.
Para Marcelo Expósito,
representante de En Comú Podem en
la Mesa, “ha cambiado el
clima, el Congreso, se ha aireado y se han aplicado nuevas formas basadas en el
diálogo y se ha visualizado un eje de izquierdas en las iniciativas que se han
debatido y aprobado”. Explica que ha
habido avances en transparencia de la Mesa, aunque quedarán para la siguiente
legislatura. Se ha puesto el
foco sobre beneficios económicos de los diputados, pero con pocos efectos
prácticos porque se han mantenido casi todos. Por ejemplo, Podemos propuso
eliminar los coches oficiales para los miembros de la Mesa, pero tras una
reunión con el comité de empresa de los conductores, rebajaron su idea y se
dejó en que ni ellos ni los del PSOE tuvieran
vehículos asignados, sino que utilizarían los disponibles para desplazamientos
urgentes.
También se han
mantenido los viajes oficiales de diputados. Expósito admite que no les ha dado
tiempo a introducir cambios. En la web del Congreso constan viajes como uno de
la delegación española en la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa en Estrasburgo entre los días 25 a 29
de enero de 2016 con un importe de 95.925,99 euros. En este momento
la diputada de Podemos y miembro de la Mesa, Gloria Elizo, está en Mongolia en viaje oficial.
Sobre el
contenido de las iniciativas, Podemos muestra como ejemplo de temas nuevos que
han llegado al Congreso su Ley 25 de emergencia social. Se admitió a trámite, pero con
críticas a su redacción como la del diputado de ERC Joan Tardà, nada
sospechoso de afinidad al PP, que muestra el nivel de técnica legislativa de
algunas iniciativas. “Estamos convencidos de que ustedes no tenían la voluntad
de hacer la chapuza que han hecho. Sí, porque es inconcebible, inconcebible.
Nos comemos un sapo. Creemos que ustedes van a valorar este sacrificio
entrecomillado que hacemos”, dijo.
Este miércoles,
el diputado de Podemos-En Comú Jaume Moya terminó
su intervención en la tribuna en el debate sobre el voto a los mayores de 16
años con un grito: “¡Visca la revolució!”. El grito, que en otra
legislatura llevaría a escándalo, pasó inadvertido y en el Diario Oficial de Sesiones consta como: “El señor diputado
termina su intervención en catalán”.
Toda la información en este enlace:
http://politica.elpais.com/politica/2016/04/23/actualidad/1461426045_548018.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario