Les dejo una carta al director de "El País" de un lector - Luis Alberto Rodríguez de León - titulada: "La ofensa siempre es evitable", por la salida de tono de Pablo Iglesias al reprender a un periodista.
No conozco a Álvaro Carvajal. Tan solo
he leído algunos de sus artículos. Tampoco conozco a Pablo Iglesias. El primero
dedica su vida profesional al periodismo, y el segundo hace unos años que
intuyó que podría ser el adalid del cambio presidiendo el Gobierno de España.
Para lo de Álvaro se precisa tenacidad, rigor, imparcialidad, integridad y
mucho trabajo. También para lo de Pablo. Por eso, insinuar que algunas personas
podrían utilizar y compartir informaciones que no se ajustan a la verdad con el
único objetivo de medrar en sus respectivas ocupaciones sería impropio de
ambos. Máxime si se personaliza, y más aún si se hace en público. Porque una
ofensa lo es aunque se haga en tono amable. Lo es, se haga con ironía o sin
ella; y lo es, se haga en una rueda de prensa o peor aún en un ambiente
académico —la Universidad—. Hay errores inevitables, pero hay otros que, por la
torpeza que supone caer en ellos, retratan por mucho tiempo a quien los comete.
Porque no
demostrar cintura política en un tema menor te inhabilita para hacerlo ante
problemas de mayor envergadura. Por cierto Pablo, el aplauso ha sido publicado,
visto y oído.
No hay comentarios:
Publicar un comentario