22 noviembre, 2009

El espectáculo de la corrupción

La percepción sobre la corrupción en España ha aumentado en el 2009, según el índice que elabora “Transparencia Internacional”, y pasa del puesto 28 que ocupaba en el 2008; al 32 en este año. En una encuesta recientedel CIS (Consejo de Investigaciones Sociológicas), que depende de Moncloa, la tercera preocupación de los españoles, por encima del terrorismo, es la corrupción política.

El caso es que en la corrupción de algunos cargos públicos, nadie se va, nadie dimite; y encima, pueden ser elegidos, y los eligen, en las próximas elecciones. Qué desprestigio dan a nuestro país, a nuestra política, a nuestros politiquillos y a nuestros partiduchos..

Nos podíamos mirar en Nueva Zelanda, Dinamarca o Suecia que son los que lideran ese índice de percepción, en cuanto a que tienen poca o nula corrupción en sus sistemas de gobierno.

Menos mal, que ahora en España los partidos políticos están pensando en un pacto para implantar sistemas que controlen la corrupción. Esperemos que se lo tomen absolutamente en serio y se dejen ya de caciquerismos y caciqueros.

¡La entrevista en cuestión!

Veamos la entrevista que ha tomado el comité de disciplina del PP como referencia para suspender temporalmente de militancia a Manuel Cobo y por la que Esperanza Aguirre se ha sentido ¿ultrajada, por sus opiniones sobre Caja Madrid?. La entrevista la publicó el diario “El País”.

Y si por esto suspenden al vicealcalde del ayuntamiento de Madrid, por favor ¿qué pasa, entonces, con los imputados por la justicia que siguen siendo militantes?

La entrevista, en cuestión lleva como antetítulo: La lucha por el poder en Caja Madrid; y como título un entrecomillado de Cobo: “Los cercanos a Aguirre han puesto a Rato en un escaparate de cloacas y ambiciones”.

La entrevista completa la pueden leer en El País”, aquí extracto algunas preguntas y respuestas:

Pregunta. ¿Cómo puede haber tantas opiniones contradictorias en todos los partidos con relación al futuro de Caja Madrid?

Respuesta. Bertolt Brecht escribió que cuando la hipocresía comienza a ser de muy mala calidad es hora de comenzar a decir la verdad.

P. ¿El pulso de Esperanza Aguirre es sólo por el control de Caja Madrid o cree que hay algo más?

R. En la misma línea de la respuesta anterior y parafraseando un texto que se le atribuye a Brecht pero no es suyo, un ciudadano español diría: 'Vinieron a por Pío [García Escudero, ex presidente del PP-Madrid], y yo no hablé porque no era de Pío; vinieron a por la tele y yo no hablé porque no era de la tele; vinieron a por la Cámara y yo no hablé porque no era de la Cámara; vinieron a por Ifema y yo no hablé porque no era de Ifema; vinieron a por la Caja y yo no hablé porque no era de la Caja; vinieron a por Rajoy y yo no hablé porque no era de Rajoy; vinieron a por el PP y yo no hablé porque no era del PP... Vinieron a por España'.

P. ¿Por qué defienden ustedes con tanto ardor a Rato para presidir Caja Madrid mientras Esperanza Aguirre lo rechaza?

R. Rodrigo Rato es una de las personalidades más importantes que ha habido en esta España constitucional, un profesional con una capacidad extraordinaria, un experto en el mundo financiero, un ejemplo en la administración del dinero público. Siendo todo esto verdad, mis elogios y los que pueda hacer cualquiera nunca llegarán a los que de forma permanente y hasta, si me permite la exageración, he oído decir de él a Esperanza Aguirre en cada acto público. En cada mitin decía esto y mucho más: "Rodrigo ha sido el artífice de la España creadora de empleo; ha sido el hombre del milagro económico español". Y en esos mítines se terminaba gritando: "Rodrigo para rato". Eso sí, curiosamente, cuando más le he oído estos elogios a Aguirre es desde que Rajoy preside el partido. Algún malpensado diría, viendo como está actuando ahora con él, que sería para molestar a Mariano. Un bien informado sabe que a Mariano eso no le molestó nunca.

P. Rato no ha dicho nada aún.

R. Rodrigo Rato vive y trabaja desde el respeto y fuera de la luz de los focos, y ahora algunos le han puesto en un escaparate de cloacas y ambiciones ya nada ocultas. Lo que están haciendo con Rato no tiene nombre. Rodrigo es historia de mi partido, del PP, es historia de España, de la buena historia, de la mejor. Los que no han dado a mi partido más que malas noticias y rumores de las peores cosas no pueden poner en este espectáculo de la miseria humana a Rodrigo Rato. Es de vómito y más si viene de aquellas personas cercanas, hoy, a Esperanza Aguirre, presidenta de mi partido en Madrid, que deben a Rodrigo todo lo que son. Si tuvieran un gramo de vergüenza deberían decir todo lo que digo yo y más. Estoy de acuerdo con Javier Arenas en que Rodrigo Rato sería un lujo para la presidencia de Caja Madrid.

P. Aguirre sostiene que la dirección nacional no puede decidir quién preside Caja Madrid...

R. Quieren negar a mi partido, a la dirección nacional y a Rajoy cualquier opinión y criterio en este asunto. Pero la dirección nacional decide, repito, decide, entre otras muchas cosas, quién es la candidata a la presidencia de la Comunidad de Madrid, y decide, repito, entre otras muchas cosas, toda la lista a la Asamblea de Madrid. Como lo hace también con la lista al Ayuntamiento. ¿Sobre qué espacio geográfico puede decidir la dirección nacional de mi partido? ¿Sobre asuntos que ocurran en Marte o sobre los que ocurran en Saturno? Pues no, decide sobre asuntos tan importantes como éste, que ocurren en España. De la misma manera que la presidenta de mi partido en Madrid tiene derecho a opinar y marcar criterios sobre las distintas cuestiones que se plantean en las sedes de los municipios de la comunidad.

P. ¿Por qué cree que los socialistas de Madrid rechazan a Rato?

R. Una vez, Granados contestó a una opinión mía diciendo que es la opinión de un simple militante. Con independencia de los cargos que tengo, lo más importante de un partido son sus militantes. Y yo, como simple militante del PP y como ciudadano, si el PSOE tuviera mayoría en las instituciones en las que se elige al presidente de Caja Madrid y tuviera que apoyar a uno de los candidatos que propusiera el PSOE entre, por ejemplo, Solbes, Almunia o Tomás Gómez, no tengo ninguna duda de que, por el bien de todos, apoyaría a Solbes o Almunia, y jamás, por ningún interés personal elegiría a Gómez. A algunos ya se les ve que su más claro y a la vez oscuro objeto del deseo es la Caja. Pero también se intuye para qué la quieren: poder, mucho poder, más incluso del que ya tienen.

20 noviembre, 2009

La fiscalía contra cargos públicos

El fiscal general del Estado español ha rechazado las acusaciones de los populares de que la fiscalía persigue al PP, diciendo:

“La justicia no persigue a los políticos, sólo persigue a corruptos y corruptores. Estén donde estén, aunque, lamentablemente estén en todas partes”

Y ha publicado la lista de procedimientos penales abiertos por la fiscalía contra cargos públicos:

PSOE: 264
PP: 200
Coalición Canaria: 43
CIU: 30
Partido Andalucista: 24
Izquierda Unida: 20
GIL: 17
Unió Mallorquina: 7
ERC: 5

Son muchos, observarán que no se encuentran el Partido Nacionalista Vasco, ni el Bloque Nacionalista Galego.

En total la fiscalía está tramitando 730 temas contra cargos públicos ¿No creen que son muchos?

15 noviembre, 2009

El discurso de Kennedy en su toma de posesión

El 20 de enero de 1961, John F. Kennedy, pronunciaba en su toma de posesión un discurso que ha servido, años después, de inspiración de otros muchos discursos políticos para transmitir confianza, liderazgo y persuasión.

"Compatriotas:

Celebramos hoy, no la victoria de un partido, sino un acto de libertad -simbólico de un fin tanto como de un comienzo- que significa una renovación a la par que un cambio, pues ante ustedes y ante Dios Todopoderoso he prestado el solemne juramento concebido por nuestros antepasados hace casi 165 años.

El mundo es muy distinto ahora. Porque el hombre tiene en sus manos poder para abolir toda forma de pobreza y para suprimir toda forma de vida humana. Y, sin embargo, las convicciones revolucionarias por las que lucharon nuestros antepasados siguen debatiéndose en todo el globo; entre ellas, la convicción de que los derechos del hombre provienen no de la generosidad del Estado, sino de la mano de Dios.

No olvidemos hoy día que somos los herederos de esa primera revolución. Que sepan desde aquí y ahora amigos y enemigos por igual, que la antorcha ha pasado a manos de una nueva generación de estadounidenses, nacidos en este siglo, templados por la guerra, disciplinados por una paz fria y amarga, orgullosos de nuestra herencia, y no dispuestos a presenciar o permitir la lenta desintegración de los derechos humanos a los que esta nación se ha consagrado siempre, y a los que estamos consagrados hoy aquí y en todo el mundo.

Que sepa toda nación, quiéranos bien o quiéranos mal, que por la supervivencia y el triunfo de la libertad hemos de pagar cualquier precio, sobrellevar cualquier carga, sufrir cualquier penalidad, acudir en apoyo de cualquier amigo y oponernos a cualquier enemigo.

Todo esto prometemos, y mucho más.

A los viejos aliados con los que compartimos el origen cultural y espiritual, les brindamos la lealtad de los amigos fieles. Unidos, es poco lo que no nos es dado hacer en un cúmulo de empresas cooperativas; divididos, es poco lo que nos es dado hacer, pues reñidos y distanciados no osaríamos hacer frente a un reto poderoso.

A aquellos nuevos estados que ahora acogemos con beneplácito en las filas de los libres, prometemos nuestra determinación de no permitir que una forma de dominación colonial desaparezca solamente para ser reemplazada por una tiranía harto más férrea.

No esperaremos que secunden siempre nuestro punto de vista, pero abrigaremos siempre la esperanza de verlos defendiendo vigorosamente su propia libertad, y recordando que, en el pasado, los que insensatamente se entregaron a buscar el poder cabalgando a lomo de tigre acabaron invariablemente por ser devorados por su cabalgadura.

A los pueblos de las chozas y aldeas de la mitad del globo que luchan por romper las cadenas de la miseria de sus masas, les prometemos nuestros mejores esfuerzos para ayudarlos a ayudarse a sí mismos, por el periodo que sea preciso, no porque quizás lo hagan los comunistas, no porque busquemos sus votos, sino porque es justo. Si una sociedad libre no puede ayudar a los muchos que son pobres, no podrá salvar a los pocos que son ricos.

A nuestras hermanas repúblicas allende nuestra frontera meridional les ofrecemos una promesa especial: convertir nuestras buenas palabras en buenos hechos mediante una nueva Alianza Para el Progreso; ayudar a los hombres libres y los gobiernos libres a despojarse de las cadenas de la pobreza. Pero esta pacífica revolución de esperanzas no puede convertirse en la presa de las potencias hostiles. Sepan todos nuestros vecinos que nos sumaremos a ellos para oponernos a la agresión y la subversión en cualquier parte de las Américas. Y sepa cualquier otra potencia que este hemisferio se propone seguir siendo el amo de su propia casa.

A esa asamblea mundial de estados soberanos, las Naciones Unidas, que es nuestra última y mejor esperanza de una era en que los instrumentos de guerra han sobrepasado, con mucho, a los instrumentos de paz, renovamos nuestra promesa de apoyo, para evitar que se convierta en un simple foro de injuria, para fortalecer la protección que presta a los nuevos y a los débiles, y para ampliar la extensión a la que pueda llegar su mandato.

Por último, a las naciones que se erigirían en nuestro adversario, les hacemos no una promesa sino un requerimiento: que ambas partes empecemos de nuevo la búsqueda de la paz, antes de que las negras fuerzas de la destrucción desencadenadas por la ciencia sumen a la humanidad entera en su propia destrucción, deliberada o accidental.

No les tentemos con la debilidad, porque sólo cuando nuestras armas sean suficientes sin lugar a dudas, podremos estar seguros sin lugar a dudas de que no se utilizarán jamás. Pero tampoco es posible que dos grandes y poderosos grupos de naciones puedan sentirse tranquilos en una situación presente que nos afecta a ambos, agobiadas ambas partes por el costo de las armas modernas, justamente alarmadas ambas por la constante difusión del mortífero átomo, y compitiendo, no obstante, ambas, por alterar el precario equilibrio de terror que contiene la mano de la postrera guerra de la humanidad.

Empecemos, pues, de nuevo, recordando en ambas partes que la civilidad no es indicio de debilidad, y que la sinceridad puede siempre ponerse a prueba. No negociemos nunca por temor, pero no tengamos nunca temor a negociar.

Exploremos ambas partes qué problemas nos unen, en vez de insistir en los problemas que nos dividen.

Formulemos ambas partes, por primera vez, proposiciones serias y precisas para la inspección y el control de las armas, y para colocar bajo el dominio absoluto de todas las naciones el poder absoluto para destruir a otras naciones.

Tratemos ambas partes de invocar las maravillas de la ciencia, en lugar de sus terrores. Exploremos juntas las estrellas, conquistemos los desiertos, extirpemos las enfermedades, aprovechemos las profundidades del mar y estimulemos las artes y el comercio.

Que ambos bandos nos unamos para acatar en todos los ámbitos de la tierra el mandamiento de Isaías: "desmantelar las pesadas cargas...y dejar libres a los oprimidos".

Y si con la cabeza de playa de la cooperación es posible despejar las selvas de la suspicacia, que ambas partes nos unamos para crear un nuevo empeño, no un nuevo equilibrio de poder, sino un nuevo mundo bajo el imperio de la ley, en el que los fuertes sean justos, los débiles se sientan seguros y se preserve la paz.

No se llevará a cabo todo esto en los primeros 100 días. Tampoco se llevará a cabo en los primeros 1000 días, ni en la vida de este gobierno, ni quiza siquiera en el curso de nuestra vida en este planeta. Pero empecemos.

En sus manos, compatriotas, más que en las mías, está el éxito o el fracaso definitivo de nuestro empeño. Desde que se fundó este país, cada generación de estadounidenses ha debido dar fe de su lealtad national. Las tumbas de los jóvenes estadounidenses que respondieron al llamado de la patria circundan el globo.

Los clarines vuelven a llamarnos. No es una llamada a empuñar las armas, aunque armas necesitamos; no es una llamada al combate, aunque combate entablemos, sino una llamada a sobrellevar la carga de una larga lucha año tras año, "gozosos en la esperanza, pacientes en la tribulación": una lucha contra los enemigos comunes del hombre: la tiranía, la pobreza, la enfermedad y la guerra misma.

¿Podremos forjar contra estos enemigos una alianza grande y global al norte y al sur, al este y al oeste que pueda garantizar una vida fructífera a toda la humanidad? ¿Quieren participar en esta histórica empresa?

Sólo a unas cuantas generaciones, en la larga historia del mundo, les ha sido otorgado defender la libertad en su hora de máximo peligro. No rehuyo esta responsabilidad. La acepto con beneplácito. No creo que ninguno de nosotros se cambiaría por ningún otro pueblo ni por ninguna otra generación. La energía, la fe, la devoción que pongamos en esta empresa iluminará a nuestra patria y a todos los que la sirven, y el resplandor de esa llama podrá en verdad iluminar al mundo.

Así pues, compatriotas: pregúntense, no lo que su país puede hacer por ustedes, sino lo que ustedes pueden hacer por su país.

Conciudadanos del mundo: pregúntense no qué pueden hacer por ustedes Estados Unidos de América, sino qué podremos hacer juntos por la libertad del hombre.

Finalmente, ya sean ciudadanos estadounidenses o ciudadanos del mundo, soliciten de nosotros la misma medida de fuerza y sacrificio que hemos de solicitar de ustedes. Con una conciencia tranquila como nuestra única recompensa segura, con la historia como juez supremo de nuestros actos, marchemos al frente de la patria que tanto amamos, invocando su bendición y su ayuda, pero conscientes de que aquí en la tierra la obra de Dios es realmente la que nosotros mismos realicemos.

Consejos para un discurso memorable

A Ted Sorensen, asesor de comunicación de Kennedy, se le debe la frase: “Do not ask what your country can do for you, ask what you can do for your country”. Hoy con 80 años, asesoró a Obama durante la elección a la presidencia y ha publicado el libro: “Counselor: A life at the edge”, que relata sus secretos para escribir discursos memorables y que basa en cuatro principios:

- Clarity: El discurso debe ser claro y estar bien estructurado
- Charity: Siempre has de alabar a tu audiencia
- Brevity: Todo se puede explicar en 20 minutos como máximo
- Levity: Dar un toque frívolo, liviano, de humor siempre funciona

Para construir un buen discurso, Sorensen aconseja:

- Outline: hacer un esquema antes de ponerse a escribir con todo lo que quieras decir. Poner los puntos más importantes
- Headline: ¿Cuál es la noticia que estoy dando? ¿Qué elementos de novedad hay?
- Front line: Diferenciar claramente cuál es el punto más importante del discurso? ¿Cuál quieres que sea el titular de prensa que explique tu discurso
- Sidelines: Emplear citas históricas. Ayudan a contextualizar todo lo que estás diciendo. Es bueno apoyarse en algún verso de un poema famoso.
- Bottom line: Cuidar los finales del discurso, tiene que ser memorable y digno de recordar.

Los principios de oro, de Sorensen, para un buen discurso:

- Less is always better than more. Si puedes dar un discurso de 15 minutos no te explayes una hora.
- Choose each word as a precision tool. Siempre sé específico y, siempre que puedas, evita las palabras demasiado largas (las palabras de dos sílabas son mejores que las de tres).
- Use variety and literacy devices to reinforce memorability, not confuse or distract. Sorensen era un maestro de la oratoria. Una de sus figuras más empleadas era la del “reversible raincoat”: let us never negotiate out of fear but let us never fear to negotiate
- Employ elevated, but not grandiose, language. La idea es “elevar la vista” de los oyentes, hacerlos pensar en cosas inalcanzables y luego decirles que las podemos conseguir (lo utilizo Kennedy en el discurso: “We choose to go to the moon”)
- Substantive ideas are the most important part of any speech. Si no tienes ideas, el discurso fracasará por muy bien escrito que esté.

Los corruptos desprestigian la política

Les dejo un artículo que Ignacio Sotelo, catedrático de sociología, publicó en el diario “El País” el pasado 29 de octubre. Lleva por título “El descrédito de la política”.

“Uno de los síntomas más preocupantes del estado actual de las democracias es el creciente desprestigio de los políticos, a los que se les considera tan ineptos como corruptos. De poco sirve escudarse en que no todos los políticos son iguales, una obviedad manifiesta, ni advertir de las fatales consecuencias para la estabilidad del orden político establecido, una amenaza que al menos tiene la virtud de mostrar lo hondo que esta opinión ha calado.

Empero, lo más grave de la situación radica en que la clase política esté poco dispuesta y menos capacitada, no ya para enfrentarse, sino ni siquiera para detectar las causas de este desprestigio, cuyas perversas secuelas, por otro lado, a nadie se le ocultan. La mala fama de los políticos, que deteriora ya las instituciones, hunde sus raíces en dos malformaciones propias de las democracias contemporáneas: las competencias del Parlamento en buena parte las ejercen los partidos, y éstos no respetan la democracia interna.

Y de ambas, los ganadores, pero también los perdedores, son los políticos, presos de una aporía de la que no pueden librarse. Su legitimidad proviene de representar al conjunto de los ciudadanos, cuya voluntad soberana expresa el Parlamento; pero, los que deberían actuar según los dictados de su conciencia, según reza la Constitución, poco pueden hacer en este sentido. No sólo los reglamentos regulan el comportamiento de los grupos parlamentarios, sin dejar apenas resquicio para una actuación individual responsable, sino que se trata a los parlamentarios como si hubieran recibido un mandato imperativo que restringe casi por completo su libertad, máxime si en las próximas elecciones pretenden mantenerse en las listas.

El mayor acto de libertad individual que le queda al parlamentario es abandonar el grupo en cuya lista ha sido elegido, una decisión que, no importa cómo la justifique, la opinión pública y los partidos consecuentemente la rechazan por no encajar en el sistema de listas cerradas y bloqueadas, pero sin preguntarse si el principio constitucional de actuar según la propia conciencia no fuese tal vez incompatible con la elección en listas cerradas. Nadie accede al Parlamento por méritos propios -aunque algunos, o muchos, puedan tenerlos-, sino por la voluntad de aquellos que los colocan en la lista en un puesto de salida.

Algunas consecuencias graves, que permanecen en una discreta penumbra, se derivan de este modelo electoral. Una vez que dada la complejidad de las sociedades modernas, el Parlamento no parece el instrumento adecuado para legislar y controlar al Ejecutivo, es perfectamente coherente el que se impida el acceso a los que pretendan responder ante su conciencia.

Probablemente, un Parlamento de personas libres,elegidas en virtud de su cualificación y con un apoyo popular individualizado, resultaría ingobernable. Pero ante uno de autómatas, la gente no se libra de la impresión de que se obtendría el mismo resultado, y sobre todo sería más barato, si quedase reducido a las cabezas de grupo, aduciendo cada uno el número de escaños con que cuenta.

Antes de ocupar la secretaría general del partido, en sus muchos años de parlamentario, como la mayor parte de sus colegas, el señor Rodríguez Zapatero no tuvo la menor oportunidad de darse a conocer. Aunque se supone una mayor legitimidad democrática en el representante de la nación que en el que asciende en la jerarquía del partido, únicamente se logra una cierta visibilidad cuando se llega a la cúspide de la organización. La parte más dura, y la decisiva, en la vida de un político se realiza con la mayor opacidad de puertas adentro. Se puede llegar al poder sin haber tenido apenas contacto con el país real y desconociendo por completo lo que ocurre fuera de nuestras fronteras. A veces ni siquiera se guardan las formas, y el jefe nombra directamente a su sucesor, el "dedazo" que dicen los mexicanos, que practicó tanto González con Almunia, como Aznar con Rajoy.

El que el Parlamento ya no sirva de plataforma para seleccionar a los líderes explica que el debate político, salvo en ocasiones excepcionales, se haya trasladado a los medios. Algunos comentaristas, tertulianos o columnistas, son más conocidos e influyentes que la mayor parte de los parlamentarios. Agazapados en sus escaños y callados como muertos ante escándalos de los que todos hablan, menos ellos, terminan por tragar todo lo que les echen ¿Saben de algún político del PP que se haya posicionado ante las noticias escalofriantes que a diario nos proporcionan los periódicos? En conversaciones privadas, y algunos más privilegiados en los medios, todos expresamos una opinión, menos la inmensa mayoría de los políticos, que se han convertido en los únicos ciudadanos a los que parece que no les concierne nada de lo que sucede.

Callar por miedo a los altos costos personales que habría que pagar si se cumpliera con esta obligación implica un tipo de corrupción que el derecho penal no castiga, pero que fomenta el que se expandan otras formas punibles. Una clase política, dispuesta a asumir sin el menor filtro crítico todo lo que dicte la cúpula, ampara la corrupción, al fomentar el marco de silencio que necesita para reproducirse. Cuando se ha renunciado a manifestar lo que se piensa, echando por la borda principios y convicciones, la única compensación es asegurarse un beneficio personal.

Los políticos que tenemos son producto de los dos hechos enunciados: pérdida de la centralidad del Parlamento, desplazado a mero instrumento de ratificación de lo decidido fuera de su órbita, y el que en los partidos la democracia interna haya quedado reducida a mínimos. Los políticos son los ganadores de esta situación, en cuanto muchos, si otras hubieren sido las vías de acceso, no habrían llegado a los cargos que ocupan, pero también son los perdedores, porque una vez instalados perciben en su propia carne hasta qué punto les perjudica cualquier intento de sobresalir o tan sólo mostrar alguna ambición. El Parlamento, lejos de ser la plataforma en la que poner de manifiesto la valía personal, se rige por la consigna de que "el que se mueva, no sale en la foto".

El desprestigio creciente de los políticos tiene su fundamento en un sistema de selección y promoción que no favorece a los mejores, aunque algunos de primera hayan sabido acoplarse a las condiciones impuestas, conscientes de que no se puede navegar contra viento y marea. A éstos les favorecería un cambio en las reglas de juego, pero la más pequeña innovación que promoviese una mayor competitividad interna no parece viable, al oponerse con gran tesón la cúspide de los partidos.

Aunque seguirá creciendo el distanciamiento de la población ante los políticos, mientras la participación no baje de un 50% y se mantenga una polarización visceral entre las sedicentes izquierda y derecha que refuerza la cohesión interna; mientras que la política social, gobierne el que gobierne, descienda a un ritmo tolerable y se perfeccionen los canales por los que transcurre la corrupción, de modo que los escándalos se dosifiquen en el tiempo, y sobre todo sigamos con una Ley Electoral tan injusta como poco apropiada para restablecer el prestigio de los políticos, me temo que los partidos esperarán a que pase el chaparrón y se apacigüen los ánimos, sin emprender nada que pueda disminuir el poder acumulado.